La Parroquia acoge el concierto de Navidad


A pesar del frío de la tarde, el ambiente juvenil caldeó las calles por las que desfiló la comitiva de jóvenes, desde el centro parroquial por las calles Papa Juan XXIII, Santiago, san Miguel, Mayor, Plaza del Azafranal (donde los jóvenes hicieron una parada para cantar dos villancicos ante el Belén), Valdelomar, Santa Catalina, Avda. Constitución y Marmaria, para volver de nuevo a San Mateo.
El jueves día 7, víspera de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, a las 22:00 h., en la Parroquia de Santiago el Mayor celebramos la Vigilia de la Inmaculada, una hora de oración en compañía de la Virgen y "A la escucha del Dios que habla".
Casi doscientas personas compartimos un intenso momento de oración, que comenzó con una sencilla ofrenda floral de los asistentes a la Virgen, y que se detuvo después en considerar cómo Dios nos habla, lo mismo que habló a María: en el silencio como en Belén, por medio de los demás como con Isabel, en la alegría de la entrega como en Nazaret y en cada paso de nuestra historia, recordando así la elección de María en su misma concepción.
La oración terminó con una ofreda de luz a la virgen y el canto de la "Salve" y del "Quiero decir que sí", con las luces apagadas y la Virgen iluminada por las velas que habíamos ofrecido los asistentes. El coro de jóvenes nos ayudó a rezar en esta celebración, que contó con la asistencia de muchos jóvenes de la Parroquia.
Más de un centenar de jóvenes participaron en esta Eucaristía. Su presencia, su oración, su silencio y sus cantos fueron un estímulo para la fe de todos. La liturgia del primer domingo de Adviento nos lanzó un mensaje de alegría en la fe y de ánimo para contagiar a todos la certeza de la vuelta del Señor. El coro juvenil de la Parroquia contribuyó magníficamente a la participación de todos en la celebración:
Todos los cristianos debemos participar en la Eucaristía dominical. Que los jóvenes lo hagan durante el tiempo de Adviento es sólo un "entrenamiento" para su incorporación a la comunidad celebrante que vive la presencia del Señor cada domingo. Los jóvenes habían confesado el viernes anterior, 1 de diciembre, y pudieron acudir a comulgar con la alegría de participar plenamente en el misterio de la salvación que proclama la Iglesia en la Cena del Señor.